Noviembre 2022
[…] quería parecerse a los
muertos, lo cual era mucho más sabio, porque los muertos y la inmortalidad son
como una pareja indivisible de amantes, y aquel cuyo rostro se confunde con los
rostros de los muertos es inmortal ya en vida”
-- La inmortalidad / Milán
Kundera
Estamos en las fechas en que por
nuestra cultura recordamos a quienes han partido. En lo personal no lo veo mal,
lo que en ocasiones critico es la manera de hacerlo, ¿Por qué recordar el
preciso momento de la partida, que suele ser el más doloroso, el más triste?
Soy de la idea que debemos recordarlos en su plenitud, la vivencia más alegre y
memorable que compartimos con el ser amado y así tenerlo presente todos los
días en nuestro corazón.
Recordar significa etimológicamente: con el prefijo “re” de nuevo y “cordis” corazón, es decir, volver a pasar por el corazón
(sublime ¿no?), hagamos, pues, ese repaso hermoso y alegre. Estoy seguro de que
nuestros difuntos así lo desean, cumplámoslo.
Dice Milán Kundera en su libro “La
inmortalidad”:
“Tenemos que diferenciar la denominada pequeña inmortalidad, el
recuerdo del hombre en la mente de quienes lo conocieron […], de la gran
inmortalidad, que significa el recuerdo del hombre en la mente de aquellos a
quienes no conoció personalmente”
Así, mientras ellos vivan en nuestro corazón, en nuestro recuerdo, en
nuestra familia, en nuestro entorno siempre estarán ahí, hagámoslos inmortales;
sus tradiciones, sus objetos, sus consejos sus fotografías, ahí estarán siempre.
“¡No hay más que una vida! ¡Tienes
que darle contenido!
--- Milán Kundera
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